domingo, 23 de octubre de 2011

Basta de las historias de Andrés Oppenheimer

Decidí escribir este artículo porque me parece que los latinoamericanos estamos siendo cada vez más acosados por el consumismo mediático y el intelicidio. Buena parte de la culpa recae en gobiernos corruptos, élites empresariales incultas o grupos interesados en ganar protagonismo alardeando el "codearse" con el showman del momento, además de la complicidad de un sector culto de la población. En este caso Andrés Oppenheimer quien es el prototipo exacto de lo que llamo "un producto televisivo pseudo intelectual".

En este caso el periodista argentino es un buen ejemplo de fraude académico. Aunque puede presumir de múltiples reconocimientos son sólo instrumentos publicitarios, puesto que al leer sus libros son pura propaganda periodística, y lo que es aún más mediocre, sus libros al fin de cuentas repiten lo planteado en sus artículos. Pero el tipo es hábil, pues tiene la capacidad de que ideas vagas y simplistas parezcan "gran ciencia" ante un público latinoamericano iletrado, consumista y adicto a la televisión basura, como el de Miami.

Y es que si en algún punto Oppenheimer es un ejemplo, es en ser la mejor estrategia para vender a un alto precio ideas de poco valor. Estas ideas de poco valor son altamente cotizadas en un mercado específico, en este caso Miami, lugar estratégico para el periodista argentino pues puede aprovechar la ventaja que significa poder explotar el bolsillo del cubano anticastrista exacerbando su resentimiento hacia Fidel Castro.

Sin embargo su influencia encuentra especial acogida entre la derecha latinoamericana más inculta. Pues también estos pretenden aparentar ser grandes sabios entrevistando productos de mercadotecnia cotizados en el mercado. Los libros de Oppenheimer tienden a ser tan repetitivos y mecánicos que he decidido enfocarme sólo en uno llamado: "Basta de historias" en este busca "instruir" a nuestras "ignorantes mentes" sobre la fórmula del éxito.

Según Oppenheimer parte del fracaso de la región latinoamericana y hasta cierto punto de él mismo por pertenecer a esta región, se debe a la historia. Pero no a los procesos históricos estudiados científicamente, no, se debe precisamente a que muchos líderes políticos nacionalistas no entregan de una vez su soberanía a las potencias del primer mundo. En este caso su justificación parte de múltiples comparaciones con las naciones asiáticas.

Las explicaciones rechazan el estudio de procesos históricos, entonces por ejemplo, si utiliza el caso chino, no estudiará los factores políticos y económicos que explican el desarrollo actual de los chinos, sino se fijará en consecuencias concretas aisladas y descontextualizadas como: el número de estudiantes chinos en EEUU, si los chinos aprenden más inglés que los latinoamericanos, etc.

Las estadísticas derivadas de rankings muchas veces politizados son la fuente supuestamente científica que siempre va a referir Andrés Oppenheimer. Muchos datos están totalmente sacados de contexto, como el informe PISA que pasa por alto las diferencias culturales entre las naciones, así como niveles de bienestar social y por tanto el tipo de educación que cada nación requiere, en vez de esto propone una competencia voraz entre los latinoamericanos buscando siempre atacar el carácter público y gratuito de la educación. Pero los datos serán fácilmente asimilados por un público acostumbrado a ver televisión durante horas.

Estas personas acostumbradas a no leer textos complicados y generalmente personas sin criterio propio son los perfectos clientes de Andrés. Ahora entraré al análisis más puntual de los postulados de Oppenheimer en "Basta de historias" que seguramente batirá récord de ventas en Miami y entre algunos estudiantes holgazanes en las universidades privadas elitistas de Latinoamérica. Este libro nuevamente presenta una serie de narraciones que comparan a países latinos con ciertos acontecimientos en países asiáticos, como siempre con especial énfasis en datos curiosos o superficiales.

Plantea una declaración muy directa en contra de la memoria histórica, la identidad cultural y la dignidad de los latinoamericanos. Su primer planteamiento consiste en atacar el interés por el pasado al que cataloga de "obsesión" y se atreve a dar algunas "recetas" para alcanzar el éxito. En primera instancia nos alienta a ser pesimistas o mejor dicho "realistas sobre nuestro pésimo estado".

Principalmente pone interés en el ranking internacional de universidades donde Latinoamérica es según él "donde están las peores universidades del mundo". Sin embargo la explicación que Oppenheimer nos brinda es política y no científica, señala que el obstáculo es que "nuestras universidades son públicas", esto las convierte en fracasadas. Ahora, no pone interés en los esfuerzos que hacen muchas universidades para incrementar su calidad enviando profesionales a especializarse al extranjero o algunos gobiernos para fomentar la investigación, puesto que esto contradice su show. Entonces silenciará los datos positivos para mostrar solo aquellos que generen cierto escándalo e interés por leer.

El otro aspecto interesante son las carreras que estudian los latinoamericanos. En este caso Oppenheimer propone una gran cruzada contra las humanidades y las ciencias sociales. Es decir todo aquello que forme conciencia, identidad y sobre todo memoria. El objetivo es muy simple, busca generar una población latinoamericana inculta, poco reflexiva y ávida de los datos fáciles, es decir, crear más consumidores para sus libros.

Precisamente son los pueblos cultos los que salen adelante, y entre estos no sobresale EEUU el país al que representa. Son los canadienses, japoneses y escandinavos quienes más se interesan por la lectura, además sienten un gran aprecio por su cultura y la defienden cuando es necesario de los excesos del entretenimiento "basura" estadounidense. Si los latinoamericanos fuéramos más cultos ni siquiera prestaríamos atención a los libros de este periodista.

En su libro también presenta una contradicción interesante, coloca estadísticas de estudiantes universitarios en Latinoamérica. Los países que le son más afines ideológicamente como Colombia reporta 25%, Perú 31% mientras que su odiada Venezuela está en 40%. El dato duro en este caso lo traiciona, por eso no profundiza en este caso, y solamente presenta los números como una muestra más de "nuestro fracaso".

Otro de sus famosos rankings es el informe PISA, el cual es un estudio muy politizado, relativizado y en buena medida descontextualizado de la realidad. Pero para Andrés Oppenheimer es perfecto, puesto que los números una vez más "le dan la razón", aquí no participan todos los países del mundo, pero algunos gobiernos latinoamericanos los utilizan como propaganda para intentar reelecciones o simple publicidad.

Prácticamente todos los países latinoamericanos participantes salen mal evaluados. Esto sirve para justificar la teoría de Oppenheimer y sus seguidores, esta prueba evalúa matemáticas y lenguaje a los participantes cada tres años, los líderes vuelven a ser naciones como Finlandia, Canadá o Corea del Sur. Mientras otras  potencias emergentes como Irán o Corea del Norte no le prestan interés.

Estuve revisando el formato de la evaluación PISA y realmente es muy pobre al momento de evaluar destrezas verbales o numéricas de forma seria. De hecho es más recomendable que los alumnos asimilen el contenido que leen y sobre esa base por ejemplo puedan establecer un criterio propio, o también manejar la expresión oral por medio del discurso, o la escrita por medio del ensayo, será mucho más formativo y real que un conjunto de selecciones múltiples con muchas posibilidades de falla.

Yo estoy de acuerdo en este tipo de prueba pero cuando se trata de la enseñanza del inglés. Puesto que existe una mayor posibilidad de estandarizar los conocimientos sobre un idioma que es el mismo. En cualquier parte del mundo será igual, además no se trata de un curso académico como tal sino directamente de una serie de habilidades o competencias básicas como lectura, escritura, auditiva u oral. Pero incluso en este caso el estándar solo se realiza en parte, pues el maestro también tiene libertades para evaluar el conocimiento.

Otro punto clave es el caso finlandés, ciertamente son un pueblo admirable por su alto nivel de vida, calidad de la salud, bajo índice de violencia y sobre todo ser un pueblo culto. Pero Andrés Oppenheimer relega esto a un segundo plano, exalta el hecho de ser "primer lugar entre los países más democráticos del mundo", "primer lugar en PISA", o ser "el menos corrupto".

Todos esos datos provienen de listados poco científicos y altamente politizados, los datos concretos reales para Andrés Oppenheimer no son relevantes, solo lo son aquellos datos dudosos que utilizan los analistas de derecha para criticar a los gobiernos de izquierda. Uno de los puntos a tratar más importantes es el carácter autónomo de la mayoría de universidades importantes de Latinoamérica, pero como son universidades públicas resultó una pesadilla para el periodista.

Una contradicción interesante son sus "ejemplos de naciones exitosas", en el caso finlandés utiliza un pseudo análisis histórico para explicar el éxito. Pero precisamente es totalmente superficial, descontextualizado, simplista y vacío. Puesto que se limita a decir que los finlandeses se dedicaron a invertir en innovación y punto. El científico social por supuesto sabe que esto es falso, pero por esto Oppenheimer aconseja: "no estudien ciencias sociales".

En primer lugar debe tomarse en cuenta que todos los países del mundo en general tenían un nivel de vida bajo para sus habitantes. La posguerra, es decir el final de la segunda guerra mundial significó un período de bonanza económica para los países capitalistas, y  los socialistas como la Unión Soviética también alcanzaron logros interesantes en desarrollo científico, tecnológico y deportivo, junto con los rusos también húngaros, rumanos, checos e incluso Cuba tuvo logros notables con ayuda soviética.

Esta competencia conocida como Guerra Fría no es analizada por Oppenheimer, puesto que su objetivo es descalificar al modelo que considera su mayor adversario, y que según él fue totalmente derrotado en 1989. Los finlandeses en el marco de la comunidad europea no escapan a la enorme crisis económica de la zona euro, aunque su situación en este momento no es crítica esto no significa que sean inmunes a un posible colapso financiero.

El otro caso favorito de Oppenheimer es Singapur, este es más llamativo y que tendré que analizar detenidamente. En primer lugar comienza de manera convincente, señala que sobre la base de la ingeniería y ciencia exacta ese país pasó de ser agrícola a una pequeña potencia tecnológica, lo cual puede ser cierto. Pero señala una contradicción elemental: "Singapur tiene que importar todo lo que consume, incluso el agua, no tiene recursos naturales".

Al momento de una crisis general como la que vivimos hoy en día, los países como estos son los más vulnerables, puesto que ellos son conscientes de la debilidad estructural que padecen al no contar con estos recursos. Los países en tiempo de crisis creánme que prefieren tener algo que comer a tener una computadora. Es decir, la prioridad debe ser una economía agrícola que abastezca de alimentos, el desarrollo social, y sobre esa base el logro de innovación y tecnología.

Este tipo de países terminan siendo los más vulnerables. Ese es un verdadero problema, puesto que tendrían que importar a altos costos la comida, mientras no podrán vender teléfonos cuando lo más importante sea el agua y la comida. Es una de las realidades que China tiene que tomar en cuenta, puesto que el desarrollo industrial no debe darse en detrimento de la producción agrícola.

Otro ejemplo de pésimo gusto es el supuesto interés de los maestros en Singapur para volver competitivos a sus alumnos, pero entre sí. Esto para Oppenheimer es motivo de orgullo, pero quienes conocemos el área educativa sabemos que si bien los alumnos deben dar lo mejor de sí, no se debe etiquetar ni tampoco utilizar la competencia como un mecanismo para desmotivar o incluso humillar al estudiante más rezagado.

La educación para Oppenheimer se reduce a un mecanismo de instrumentalización del ser humano. Esto puede hacer un grave daño a los seres humanos, puesto que la educación sana es un proceso que integra desarrollo de habilidades, pero no solamente académicas, sino también sociales. El reduccionismo absurdo de Oppenheimer convierte la educación en un mero proceso bancario al servicio del primer mundo, no de nosotros mismos como sociedad.

Pero ahora el caso más ridículo, señala que en Singapur los billetes en lugar de colocar figuras políticas colocan un maestro en un aula. Esto como si fuera un dato producido por una institución de investigación. Es decir quiere subestimar la inteligencia del latinoamericano común. En este caso Singapur puede desarrollar una base tecnológica, pero tengan por seguro que no se avergüenzan de su origen y estudian su pasado.

Pero aunque alaba estas características superficiales, la forma política no es de su agrado, puesto que no existen elecciones. Esto es una grave contradicción, puesto que podría darle algunas ventajas a su odiada Cuba e incluso Venezuela. Entonces vemos que en sus ejemplos salen a luz una enorme lista de contradicciones. Habla de "pequeñas cosas a tomar como ejemplo", pero es lo mismo que hace el presidente Chávez de Cuba, o China de Rusia.

Habla de que "las mejores universidades deberían ser invitadas a otorgar títulos", pero esto ocurre actualmente. Sin embargo lo que no es de su agrado es que muchos títulos son en ciencias sociales, esto es rechazado por el periodista. También debo decir que la declaración de Oppenheimer es fraude, puesto que su objetivo es estimular a los gobiernos para que permitan la venta de títulos de universidades extranjeras en Latinoamérica, una vez más el periodista es solamente un propagandista de la nación del norte.

También se da el caso de muchos títulos de baja calidad a altos costos. Este fenómeno se está extendiendo en la región latinoamericana, títulos como "Doctorado en Ciencias Empresariales", o "Maestría en Ingeniería de Negocios" ofrecen a muchos pagar miles de dólares por un título que posiblemente no le sirva en lo más mínimo y que solo ayuden a estos negocios a incrementar sus ganancias, Oppenheimer es su mejor promotor.

En el caso de Corea del Sur señala que "muchos padres ahorran toda la vida para que sus hijos puedan estudiar el mejor inglés". Ese dato es risible puesto que llama a los padres a sacrificarse más aún. En Latinoamérica estudiar inglés es un privilegio de unos pocos debido al alto costo. Andrés Oppenheimer llama a apoyar el elitismo del aprendizaje y regaña a los pobres por no sacrificarse para llenar los bolsillos de los empresarios.

Y el último caso que es mucho más geopolítico que económico es Israel. Para Andrés Oppenheimer no son suficientes los elogios para ese país, parece que es cierto que se trata del "pueblo elegido por Dios". Incluso Andrés Oppenheimer juega a historiador a pesar de que los odia. No es importante el enorme presupuesto militar israelí o las debilidades que enfrenta por depender tanto de EEUU para mantener su expansionismo en Medio Oriente.

Y lo que rebasa lo absurdo es hablar de Chile como un "país de primer mundo". Habla de que el presupuesto educativo se ha triplicado y hoy miles de estudiantes reclaman que no pueden pagar las altas cuotas pues la educación pareciera mas privada que pública, y el gobierno alega que "la educación pública no puede ser gratuita". En ese punto Oppenheimer verdaderamente se burla de la inteligencia del latinoamericano común.

Lo que señala como su gran victoria es que en la universidad de Chile no existen casi estudiantes de ciencias sociales. Esto parece que lleva al periodista argentino -  estadounidense al éxtasis total. Pero para su desgracia esa universidad no figura en los rankings que tanto venera y alaba y para rematar en lo ridículo de sus palabras la UNAM es mucho más relevante a nivel mundial.

En cuanto a la inexistencia de estudiantes de ciencias sociales esto lo deben a la dictadura de Pinochet que asesinó a cientos de intelectuales. Pero como Andrés Oppenheimer reitera una y otra vez, "no estudien la historia", puesto que la existencia de historiadores es su talón de Aquiles, afortunadamente los latinoamericanos no son tan tontos aún para creer la basura que representa Oppenheimer.

La minería en Chile también es objeto de cuestionamiento después del "rescate de los 33 mineros". Quizás ni las oraciones de Oppenheimer para aquel supuesto milagro servirán de mucho, pues hoy estos trabajadores pusieron en evidencia el pésimo estado de las minas, y peor aún no fueron compensados. La otra clave es alabar la "copia del modelo finlandés", esto es típico de los latinoamericanos de derecha, esto sería convincente si Chile fuera en verdad una potencia tecnológica pero la realidad es que dista mucho de esos halagos.

Una farsa más del periodista es su fanatismo con las cifras de crecimiento económico. Los neoliberales en general ponen atención únicamente a la macroeconomía, este dato general es poco efectivo al momento de explicar la realidad, pero el fraude de Oppenheimer se sostiene precisamente en defenderlo. No es la primera vez que escuchamos la misma patraña, el periodista hereda en este caso el discurso del Consenso de Washington.

Es recurrente el resentimiento de Andrés hacia sí mismo al momento de hablar sobre su propio país, puesto que se ensaña una vez más contra su cultura e identidad. No busca la raíz del problema, solamente ataca consecuencias, cuando habla de la educación secundaria no plantea la problemática de manera científica, solo se deja llevar por juicios subjetivos que no tienen ningún valor como "las escuelas secundarias son muy malas".

Como conclusión puedo decirles que si ustedes quieren pasar un momento de relax, posiblemente agotados del ajetreo académico o científico, es interesante leer el recetario de ideas pobres de Oppenheimer(por supuesto puede ser una versión pirata del libro para no gastar de más). Este periodista es un perfecto ejemplo de mercadotecnia pseudo - intelectual. Es decir, al leer sus libros o artículos se darán cuenta de cómo las ideas en una economía de libre mercado tienen a perder su valor real, puesto que lo importante es su grado de rentabilidad comercial.

Leyendo a Oppenheimer podrán entender cómo funciona el lavado de cerebro que los grandes capitales generan desde Miami, llenan de basura la cabeza del latinoamericano para que se pierda de la realidad, para de esta manera pierda su capacidad intelectual de manera progresiva hasta el punto de convertirse en analfabeta. Esta peligrosa estrategia también busca que los latinoamericanos sean blandos a las imposiciones del extranjero, a sentir vergüenza de su origen y costumbres, y también genera una adicción al consumo mediático.



































martes, 4 de octubre de 2011

UFM: Una nueva forma de dogmatismo

Este artículo pareciera una crítica directa a una institución de educación universitaria de Guatemala. Pero en realidad se trata de un análisis de sus principales intelectuales, especialmente aquellos que copan los medios de comunicación de este país. La Universidad Francisco Marroquín es en la actualidad la principal vocera del neoliberalismo, además sus economistas ocupan la mayoría de espacios en los medios de comunicación.

Esta institución básicamente se dedica a reproducir la filosofía económica del libre mercado. Especialmente rinden homenaje a Ludwing von Mises, Milton Friedman y Hayek como sus mentores. Les dedican monumentos o colocan sus nombres a bibliotecas y salones. Ahora, en sí quiero precisar los nombres de sus principales voceros, y la descripción de un rivalidad entre posturas teóricas, o mejor dicho entre dogmas.

Durante la guerra fría se polarizaron los discursos tanto capitalistas como socialistas. La rivalidad entre EEUU y la Unión Soviética se reprodujo en el tercer mundo, parecíamos los títeres de las dos superpotencias. Ambos apoyaron con armamento y adoctrinamiento a sus subordinados, en general los países tercermundistas terminaron pagando el precio de la confrontación asesinándose entre ellos mismos.

El fin del socialismo real condujo a la extensión del neoliberalismo, entonces los teóricos de la Universidad Francisco Marroquín comenzaron a ganar protagonismo, los hechos del mundo parecían darles la razón. En aquel momento Rusia y China se encontraban en plenas reformas internas, y la izquierda internacional comenzó un proceso de decadencia. El discurso de Fukuyama en el "Fin de la Historia" parecía la nueva biblia del mundo.

Durante la última década el rector de dicha institución Manuel Ayau junto con otros discípulos como Jorge Jacobs, Fritz Thomas, José González Merlo o Hugo Maúl han extendido sus ideas participando en los espacios de televisión y prensa escrita. Su discurso se empezó a convertir en una verdad absoluta, es decir en un catecismo, algo que también ocurrió a los marxistas en el pasado y que terminaron pagando caro.

Para estos personajes el mercado pareciera no tener fallas, mientras el Estado resulta ser culpable de la desgracia social. Aunque estas palabras parezcan simplistas solo son una reproducción de los discursos de estos economistas. En la actualidad esta economía de mercado atraviesa por contradicciones agudas, la crisis financiera y social que afecta al primer mundo ha generado un verdadero dolor de cabeza a los neoliberales.

Estos teóricos han encontrado en los hechos actuales un verdadero dolor de cabeza, la crisis financiera de 2007 - 2008 condujo a la adopción de medidas neokeynesianas, es decir, una absorción estatal de capitales privados. Aunque numerosos teóricos atinadamente han señalado que la privatización concebida por los neoliberales solo se aplica en el tercer mundo, puesto que en Norteamérica y Europa se han mantenido intervenciones del Estado, solo que ahora parecieran ser mayores.

Y es que el neoliberalismo en el primer mundo no se aplicó de una forma tan agresiva. A pesar de esto el gobierno de EEUU y las potencias europeas se han lanzado en una ola de rescates financieros. Pero los teóricos de la UFM asumieron una postura previsible, ajustaron la realidad a su concepción ideológica, es decir, se interpreta la realidad a manera que el manual no falle, esto se conoce como dogmatismo académico.

No tardaron en criticar a los gobiernos, puesto que para el neoliberalismo dogmático son siempre los responsables de las desgracias de todos. Los empresarios o capitalistas siempre deben resultar ilesos. Pero será necesario el debate de algunas ideas puntuales de estos teóricos, el más influyente de ellos fue Manuel Ayau, uno de los fundadores de esta institución, e incluso lideró un proyecto derechista que buscó una reforma constitucional.

Son numerosas sus publicaciones, un elemento fundamental reside en la crítica a los líderes políticos, una primera afirmación interesante es considerar que "el mercado es el único sistema que puede sacar a un país de la pobreza, es un orden espontáneo en el que se respetan los derechos individuales". Esta es una afirmación dogmática, principalmente porque se refiere al mercado de forma idealista, es decir una categoría perfecta en teoría.

Los países capitalistas y socialistas que lograron niveles de bienestar material para sus ciudadanos o habitantes han mantenido un estado que apoya a los más pobres, principalmente mediante servicios públicos de calidad. Los países del primer mundo mantienen un orden jurídico, no solamente para regular la relación entre gobernantes y gobernados como señalan los liberales del siglo XVIII, sino que también para evitar los abusos de los capitalistas, Ayau no menciona que fue en los países industrializados donde surgieron las manifestaciones obreras que permitieron la creación de leyes laborales.

Entonces "el mercado" por sí solo no genera por acto de magia beneficios para todos, este esquema no se aplica a ninguna nación del mundo, puesto que siempre existe de alguna u otra forma un sistema de servicios públicos y una legislación que controle a los empresarios para que no abusen de los trabajadores. Si ese mercado no estuviera regulado por leyes, no se respetarían los "derechos individuales".

La crítica hacia los políticos es constante, y regularmente rechaza los análisis históricos profundos, puesto que prefiere el análisis mecánico y simplista, señala en su artículo "Qué fácil": "La diferencia de prosperidad estriba en el sistema que rigió las actividades económicas que produjeron la riqueza y no en los hombres". Esto quizás expresa un favoritismo hacia EEUU o su proceso histórico, pero oculta que en Latinoamérica fue precisamente el sector criollo quien no pudo salir del esquema latifundista, y sobre todo que sufrió el asedio británico y posteriormente estadounidense, el cual continúa en la actualidad.

Otra afirmación cuestionable de Ayau consiste en rechazar la existencia de ideologías, pero mantener principios ante todo ideológicos, es decir, es una contradicción. El dogmatismo en este caso consiste en rechazar u ocultar la defensa particular de un credo político e ideológico, es decir, el libre mercado. Ante esto Ayau privilegia los principios teóricos del libre mercado ante la realidad de las naciones y sus procesos históricos particulares.

Manuel Ayau mantuvo la influencia ideológica del liberalismo político clásico, es decir, no puede negar la necesidad de leyes en un estado. La teoría liberal ciertamente es aplicada en países industrializados, como Norteamérica y Europa Occidental, pero oculta el proceso particular latinoamericano, en donde nuestras "revoluciones liberales" no impulsaron un capitalismo independiente, sino que legitimaron con leyes un estado oligárquico dependiente, todas estas son contradicciones entre la teoría y la realidad histórica.

Otro elemento dogmático interesante tiene que ver con la corrupción, este tema es muy común en la región latinoamericana, puesto que los voceros del libre mercado proclaman que "la corrupción de los políticos es la culpable de nuestro fracaso". Esto para que la élite empresarial evada su responsabilidad, es decir busca a quien culpar, y como particularmente los teóricos del libre mercado señalaron este elemento en sus manuales pues los teóricos de la UFM como Ayau lo sostuvieron.

Para Ayau la corrupción es causada por la intervención estatal, es decir que puede solucionarse excluyendo a los políticos de las actividades económicas. Sin embargo acusa a los países socialistas de generar más corrupción, lo curioso es que la legislación y otras acciones existen precisamente porque los capitalistas no respetan los derechos individuales que proclama Ayau, además de ser cómplices de la corrupción que tanto critican.

Muchas normas fueron creadas para evitar el abuso de empresarios monopolistas o corruptos que a falta de regulaciones arrastraron a la miseria a miles de personas, y esto ocurrió en países del primer mundo como Inglaterra o los mismos EEUU. Entonces el dogmatismo también consiste en negar las realidades históricas, estas naciones son prósperas económicamente, pero esa sociedad libre de Ayau es aún un "concepto teórico".

Las ideas de Manuel Ayau generalmente son abiertamente reproducidas como una especie de verdad. Es decir, se cae en un culto al caudillo, lo cual genera que sus seguidores sean abiertamente dependientes intelectualmente de su líder. Esta es una característica de los discípulos de las escuelas, se trata de idealizar al líder, precisamente lo que el mismo Ayau criticó de los países socialistas es reproducido por sus discípulos cercanos.

Y es que lo riesgoso en una universidad es permitir que una sola persona tenga tanta influencia intelectual sobre sus discípulos. Esto porque castra la libertad de pensamiento de sus intelectuales, precisamente se contradice el principio liberal. Y es que entonces se convierte en una reproducción dogmática de las ideas liberales, en donde no se respetan las verdaderas libertades que deben estar garantizadas en la constitución de todo país democrático.

Este personaje fue entonces el caudillo intelectual de la UFM, aún sus ideas se reproducen en los medios abiertamente. Los problemas nacionales e internacionales tienen solución únicamente mediante la aplicación disciplinada de un modelo teórico, es decir, que no existe en la realidad, sino que es producto de muchas horas de pensamiento en un escritorio. Desafortunadamente la realidad particular de nuestros países rechazaría fácilmente esas disposiciones, que objetivamente fueron plasmadas en un proyecto llamado Prorreforma, el cual fue rechazado en el congreso de Guatemala hace unos años.

Un discípulo de Manuel Ayau ya mencionado es el periodista Jorge Jacobs, quien es un ejemplo mucho más claro de lo que es el dogmatismo académico. Es columnista del mismo periódico en el cual escribió Ayau, tiene menos influencia intelectual puesto que se considera su alumno, sus publicaciones contienen críticas reiteradas contra los gobiernos, especialmente los izquierdistas y social demócratas, además de promocionar Prorreforma.

Sus columnas expresan sintéticamente un repudio hacia la izquierda latinoamericana, especialmente al presidente venezolano Hugo Chávez. Además de criticar constantemente al gobierno, acusarlo de corrupto e inepto, además de rechazar toda responsabilidad de los sectores empresariales en las crisis. También es destacada la crítica contra los impuestos particularmente aquellos que afecten al sector empresarial, y al salario mínimo en la ley.

Todas las ideas concuerdan de forma mecánica con las de su mentor Ayau, este es uno de los ejemplos más claros de dogmatismo, cuando existe excesivo respeto en donde desaparece la libertad de pensamiento, es como castrar el intelecto. La libertad entonces se convierte en una categoría vacía ajustada al interés particular de unos pocos, contrario a los intereses individuales, es decir los verdaderos principios libertarios.

Entre los artículos de Jacobs sobre el proceso venezolano destacan los señalamientos puntuales, uno de ellos referente al referéndum de 2007, en donde los chavistas buscaban reformar la constitución de 1999. El triunfo del NO fue celebrado por toda la derecha latinoamericana como si se tratase de una victoria propia, este periodista sin embargo señaló que "El resultado del referéndum en Venezuela fue una sorpresa para casi todos. No tanto porque haya ganado el "No" sino porque Hugo Chávez lo permitiera y lo aceptara".

Es interesante esta declaración puesto que directamente ronda el dogmatismo y el fanatismo. Jorge Jacobs pone en duda la transparencia de las elecciones en Venezuela si se trata de una victoria del gobierno, pero cuando es una derrota, entonces si se trata de la "verdad". Este tipo de declaraciones pueden contener también una dosis de resentimiento ante el rechazo a la propuesta de su mentor Ayau.

El fanatismo de Jacobs lo ciega de la realidad, ve con pesimismo cualquier acontecimiento ocurrido en Venezuela, las derrotas del gobierno las asume como victorias propias. Las declaraciones de este periodista buscan ante todo satisfacer una postura política liberal conveniente, pero basada en resentimiento y fanatismo, no realmente en análisis crítico de la realidad, el proceso venezolano ha sido apoyado por las mayorías, esto molesta a muchos neoliberales.

En un artículo publicado por este mismo periodista rechaza su postura dogmática. La cual fue planteada por una estudiante de la UFM, principalmente sobre los discursos de Al Gore sobre el calentamiento global. Para Jacobs este tema es una intervención de los políticos, aunque se ajusta más a una simpatía con la extrema derecha estadounidense, solamente trata de reproducir ese mismo discurso.

Uno de los problemas de la UFM y otras universidades en Guatemala tiene que ver con la copia de modas teóricas o ideologías "made in USA" o "made in Europe", la copia del discurso es sinónimo de modernismo, de vanguardia, pero solamente es un espejismo. Este problema estructural tiene que ver con el carácter colonial de Latinoamérica y la imposición de las ideas europeas y posteriormente norteamericanas.

El dogmatismo en esta universidad no se acepta como realidad pues se cree poseer un discurso favorecido por los líderes políticos y empresariales que a juicio y conveniencia de ellos son exitosos. En el mundo de "libre mercado" no existe opinión válida si esta no concuerda con los manuales de Von Mises, Hayek y demás. Este error solo puede combatirse abriendo la posibilidad de interpretar la realidad de diversas formas.

Se necesita superar la dependencia hacia los caudillos intelectuales que dirigen las ideas de una institución. Las universidades deben caracterizarse precisamente por generar capacidad de interpretación de la realidad, esto no se encuentra en un manual simplificado y mecánico, puesto que solamente provocará adoctrinamiento como sucede con la religión.

Los fanáticos neoliberales no se encuentran solamente en esa universidad, sino que se cuentan por decenas alrededor del mundo. Otro factor lamentable en la región latinoamericana aprovechado por estos tiene que ver con los monopolios informativos. Es muy complicado obtener datos reales y opiniones variadas sobre temas históricos, políticos o económicos, el discurso de "fundamentalismo de mercado"copa muchos espacios.

Este último término "fundamentalismo de mercado" ha sido acuñado por intelectuales de izquierda para designar a aquellos neoliberales que creen en las palabras literales del manual, en donde no existe relación con la realidad. Esto como lo pudimos ver sucedía con Manuel Ayau, para quien el mundo giraba en torno a las ideas de Von Mises y Hayek, no existía otra forma de ver las cosas.

El dogmatismo académico fue una estrategia de los derechistas precisamente para desprestigiar a las teorías de izquierda, principalmente el marxismo, pero en la actualidad ese círculo vicioso se apoderó de la derecha. No niego que los intelectuales tengan derecho a asumir posturas políticas, en el caso de la UFM los profesores son pagados precisamente para representar los intereses de los principales grupos empresariales, esto no es nuevo.

El problema realmente no es ese, sino la interpretación mecánica y absolutizada de ciertos manuales aún cuando muchas veces no concuerdan con la realidad. Es un error también de algunos marxistas, cuando en realidad los acontecimientos no pueden interpretarse refugiándonos en un simple manual que podría estar descontextualizado. La interpretación de los hechos requiere de múltiples puntos de vista, y no se asienta en manuales simplistas.

En este país al igual que otros en Latinoamérica existen monopolios informativos, esto limita la capacidad de discusión, los periódicos serios son pocos, puesto que prefieren dejarse llevar por el amarillismo de los acontecimientos violentos o sensacionalistas. Esto termina siendo una desventaja para la población que desea informarse, puesto que las opciones son muy pocas.