miércoles, 17 de agosto de 2011

Abordaje de la acumulación de capital desde la dialéctica marxista en la actualidad

En Francia se desarrollaron en los años setenta congresos para repensar la dialéctica materialista, puesto que se le consideraba en un estancamiento. Pues también me parece que en la actualidad debe realizarse un análisis nuevo pero en un contexto diferente. Principalmente porque con la caída del muro de Berlín, el desaparecimiento del socialismo real y la extensión de la economía de mercado se promovió la idea de la muerte del marxismo, en este artículo quiero retomar ideas generales de "Dialéctica y ciencias de la naturaleza" de Lucien Seve, Noel Mouloud, Ph Cazzelle y G. Durup.

Sin embargo algo que muchos apologistas del libre mercado ignoraron fueron las crisis cíclicas del sistema capitalista. Este aporte marxista vuelve a tener protagonismo. La crisis financiera de 2008 puso en alerta los discursos legitimadores del libre mercado, teoría que cada vez más se volcó al dogmatismo, a la explicación mecánica de la realidad, algo que sufrió también el marxismo durante la guerra fría.

De los aportes franceses se pueden extraer valiosas ideas para combatir el marxismo dogmático y que vuelva a ser una herramienta para el análisis y explicación de la realidad. Por supuesto, tomando en cuenta los notables cambios históricos, geopolíticos y las nuevas dinámicas en la acumulación de capital, donde los capitales centrales ceden espacios ante el empuje de los emergentes.

Esta dinámica de la acumulación de capital tiene según Marx particularidades, que continúan expresando la esencia del sistema. Sin embargo la apertura económica, la globalización y la economía del conocimiento son hechos que el genio alemán no alcanzó a conocer. Estos hechos son fundamentales para comprender el capitalismo, se debe centrar nuevamente en el análisis materialista de la historia, pero no en forma dogmática.

Con esto quiero decir que no es posible excluir el mundo de las ideas, de la influencia de las ideologías y de la subjetividad. El capitalismo industrial debe ahora estudiar la influencia de las TIC's como elementos que transforman las características de las relaciones sociales de producción, quizás no en esencia, pero sí de muchas formas. El derrumbe soviético demostró que el estatismo es un fracaso, pero también lo es el dogma neoliberal, ejemplos como EEUU en 2007 y hoy los casos de Grecia, España, Irlanda, etc lo comprueban.

La dialéctica marxista continúa siendo un valioso instrumento para el análisis, la crisis social que viven Francia, España, Grecia e Irlanda ejemplifican el descontento popular de trabajadores y jóvenes ante la falta de oportunidades, el desempleo castiga en especial a la juventud. A partir de esa realidad, el dogma del libre mercado no puede ser la única vía para el conocimiento, hay que utilizar otros caminos, la dialéctica materialista es uno de ellos.

El congreso que se efectuó en Francia hace ya cuarenta años tuvo varias inquietudes y problemáticas a tratar. Uno de los aportes más interesantes del materialismo histórico es precisamente el ser una oportunidad para el conocimiento objetivo de la realidad. Asentándose principalmente en las leyes de la dialéctica, en la actualidad sirve para asumir posturas de cuestionamiento ante los embates de la ideología de mercado.

El dogmatismo neoliberal afirma que existe un pensamiento único, las ideologías desaparecen y el mundo debe estar al servicio de los intereses del mercado. Todos los elementos de la superestructura deben estar al servicio de los intereses del mercado. Todos los elementos de la superestructura deben encaminarse a satisfacer la demanda, el gusto de los consumidores. A partir de esta realidad todo se puede comprar, y los medios de comunicación se transforman en grandes manipuladores de conciencia.

Entonces los intelectuales progresistas pueden acudir nuevamente a estas ideas dialécticas. La principal es la contradicción, el gran motor de esta forma de entender el mundo. A partir de esta fenómeno la realidad no es estática, es decir, el dominio del mercado está lleno de estas contradicciones, las cuales pueden dar paso a modificaciones sustanciales del modelo aunque el sistema capitalista siga en pie.

La dialéctica sostiene que los modos de producción, en este caso el capitalismo ha surgido producto de las contradicciones del feudalismo. Claro en algunas regiones no existió dicho feudalismo como teóricamente lo desarrollan Marx y Engels. Pero una pista es que no fueron estáticos, las contradicciones actuales del capitalismo están llevando a un reacomodo, que aunque no hace desaparecer el sistema, sí modifica las condiciones.

El golpe más fuerte lo recibió el dogma neoliberal. Decenas de teóricos fundamentalistas vieron como sus verdades absolutas fueron ridiculizadas por las masas europeas, llegan al extremo de manipular esa valiente lucha culpando solo a los gobiernos, pero siendo incapaces de reconocer sus propias contradicciones, es decir, que el mercado no es un espíritu supremo que salvará a la humanidad.

Ha tenido que ser la crisis financiera y sus complicaciones siguientes las que nos hagan volcar la atención ante las nuevas ideas, o simplemente retoman aquellas que parecían olvidadas. Una característica de la dialéctica materialista es la crítica constante, la necesidad de cuestionar la realidad, solo de esta manera podremos alcanzar el conocimiento, la interpretación y explicación de la realidad.

La labor docente de los científicos de la dialéctica es también un factor determinante para que esta forma de conocimiento se aborde apropiadamente. Es necesario que aquellos encargados de la labor docente y de investigación dejen a un lado el radicalismo político del pasado, los aires de guerra fría deben superarse para encarar la sociedad del conocimiento, que sean capaces de abordar nuestra realidad actual desde la dialéctica.

Y para ello se hace imprescindible comprender la nueva dinámica geopolítica y económica del mundo. Los discursos del pasado deben sustituirse por la investigación y comprensión de los acontecimientos actuales, los procesos históricos que ayuden a entender esta realidad. Solo de esta manera la dialéctica recobrará su viveza, la crisis actual hizo vigente el pensamiento de Marx, la comprensión de la realidad lo demanda.

Uno de los elementos que debemos replantear es la obsesión del marxismo por los acontecimientos violentos. Hoy gran parte de las intervenciones militares comienzan con un bombardeo mediático, el control de la información y el conocimiento vienen a ser fundamentales para el control, no solo se trata de armamento y fuerza bruta, sino también de manipulación de los acontecimientos.

La lucha de clases, un concepto ya desechado por los neoliberales dogmáticos hace presencia nuevamente en Europa. La sobrexplotación de los trabajadores franceses, la política de ajuste estructural es rechazada en España, Grecia, etc. El fundamentalismo de mercado culpa al político, pero el trabajador y estudiante universitario son conscientes de la crisis sistémica que padecen.

Ese enfrentamiento no es exclusivo del tercer mundo, está presente en el corazón del primer mundo. Otro de los aspectos es el empleo de la dialéctica materialista no sólo como una lógica, sino como una forma de construir conocimiento, desde un análisis epistemológico. Las ciencias sociales aún conservan muchos elementos del materialismo dialéctico, debido a las posibilidades de construir conocimiento de la realidad social.

La producción del conocimiento será en realidad la que supere su aplicación mecánica, que no sea solo una asignatura universitaria que nos sirva para acumular conocimientos. Más allá de esto, se debe emplear de forma metodológica, no como verdad absoluta, el objetivo de las investigaciones es producir conocimiento, y precisamente la comprensión de la realidad social requiere de elementos metodológicos.

El otro elemento que se hace necesario analizar es la pedagogía de la dialéctica. En este caso que las universidades retomen su enseñanza desde la perspectiva crítica, que lleve al análisis de la realidad, contextualizando la realidad que se vive. La filosofía francesa de aquel tiempo atravesaba por dificultades, los científicos reducían su valor, esta realidad pareciera repetirse en la actualidad.

Los neoliberales rechazan a las ciencias sociales puesto que privilegian la investigación que produce ganancias. En pocas palabras el conocimiento histórico o político no debería ya estudiarse científicamente, sino dejarlo como un lujo intelectual de las élites, para que la realidad sea interpretada por un grupo privilegiado que después lo venda comercialmente, es decir, únicamente vale aquello que reproduzca la economía de mercado.

Pero la sociedad de la información también producto de la acumulación de capital, ha generado una nueva gama de tecnologías. La posibilidad de comunicación a nivel mundial a través de INTERNET abre nuevas puertas de expresión. La conciencia crítica de los científicos sociales puede generar discusión ahora mediante las TIC's. Los intelectuales críticos deben perseverar en su lucha por expresar sus ideas.

La acumulación de capital tuvo en Carlos Marx quizás a su mayor crítico y conocedor. La característica esencial de aquel momento era la revolución industrial británica, es decir el siglo XIX. Fue una época de notables avances técnicos, pero también de agudización de la explotación de trabajadores. La proletarización aceleró el proceso de descomposición feudal, y su conversión en obreros asalariados.

La burguesía dominante impulsa nuevos avances técnicos, la maquinaria británica se perfecciona y los ingleses se convierten en el mayor imperio del mundo. Solamente los Estados Unidos podrán competir con ellos. Pero lo más interesante es la contradicción fundamental del capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción en pocas manos y la masa desposeída.

Y es que los capitalistas siguen privilegiando el interés privado, en la actualidad la juventud europea demanda nuevas oportunidades, posibilidades de desarrollo y sobre todo rechaza la privatización de los servicios públicos. Al igual que la sociedad capitalista que analiza Carlos Marx en "El Capital" en la actualidad los grandes banqueros, la industria y el gobierno privilegian su interés particular, buscan recargar su crisis en los trabajadores.

Pero muchos analistas neoliberales buscan culpar al gobierno, esto para negar la contradicción que les sigue acompañando. Y es que las protestas no tienen el vigor de las luchas antisistémicas del siglo XX. La apropiación privada de los medios de producción lleva a la concentración de capital, un fenómeno que los europeos y norteamericanos están padeciendo pero especialmente los españoles se quejan de la falta de empleo.

Este país particularmente padece el haberse adherido a la comunidad europea, se encuentra en un pálido estancamiento, como el analista ruso Daniel Estulin señaló en el año 2010, lo más recomendable para ellos sería abandonar el euro, y ahora sí desarrollar su infraestructura propia. Es reconocido por ellos mismos la deficiencia de su sistema educativo, el cual se encuentra lejos de desarrollar innovación tecnológica, la cual se requiere actualmente.

La protesta europea también sirve para generar conciencia, los europeos no son ciudadanos que exalten al libre mercado como su salvación. Se han dado cuenta que los desequilibrios financieros son compensados con más explotación, otro ejemplo fue la reforma al sistema de pensiones en Francia el año pasado, y a pesar del encendido ánimo característico de este pueblo, el presidente Sarcozy y el congreso lograron implementar la reforma.

Una afirmación de Marx parece que se aplica bien: "En el capitalismo la riqueza social se convierte en proporciones cada vez mayores en propiedad de quienes disponen de medios para apropiarse el trabajo no retribuido de otros". Este extracto de "El Capital" no es nada descontinuado. Puesto que los capitalistas siguen privilegiando sus intereses particulares afectando a los trabajadores, esto ha desatado la ola de protesta en Europa occidental.

La tradición de socializar las pérdidas parece presentarse nuevamente, y esta vez no es el tercer mundo, sino que precisamente el capitalismo central el que padece sus propias contradicciones. Las ideas de este economista alemán por muchos olvidado recobran nuevos bríos. Y es que el fundamentalismo de mercado no tiene propuestas creativas para entender este proceso, precisamente porque no encuentra como justificar su dogma.

Para los neoliberales siempre el culpable de todo debe ser el Estado. Pero millones de trabajadores han comprendido que se trata de contradicciones propias del sistema, no pueden engañar al pueblo por más que reciten el proverbio neoliberal. Ellos no reclaman transformaciones revolucionarias como en el siglo XIX, solamente mayores oportunidades, que no recaiga en ellos el caos de los capitalistas, principalmente banqueros.

Entonces lo que puedo rescatar de dicho congreso francés es el redescubrimiento de la dialéctica materialista. Las contradicciones del sistema vuelven a agudizarse, los intelectuales deben contemplar ampliamente la realidad, no pueden encerrarse en los toscos manuales del libre mercado, no, los hechos demuestran que la realidad no puede comprenderse aplicando mecánicamente la teoría de Mises o Friedman a los problemas.

Precisamente el materialismo dialéctico ha contribuido últimamente a establecer nuevas interpretaciones. Las contradicciones de clase, y sobre todo la agudización de los problemas sociales requiere de puntos de vista diversos. Además la decadencia europea también da muestras de un nuevo mundo naciente, nuevos centros de poder emergen a gran velocidad.









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