miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los jesuitas y su influencia en Guatemala

Esta orden religiosa es reconocida popularmente por su papel en la educación a nivel internacional. La Iglesia Católica desde la edad media tuvo el monopolio educativo, científico e intelectual en occidente, por esta razón hasta el día de hoy su influencia en el terreno educativo es grande, aunque con mayor fuerza en las ex colonias de España, y Guatemala es una de ellas.

Los centros educativos de los jesuitas cuentan con importante fama, y gozan de aceptación entre la mayoría de la sociedad conservadora católica del país. Este artículo pretende realizar un análisis más balanceado, donde desaparezcan los halagos, y en donde se presenten más claramente las realidades. Por supuesto, también los jesuitas son heterogéneos, no todos son férreos conservadores, también existen los progresistas.

Muchos profesionales jesuitas han promovido importantes proyectos intelectuales y educativos sobre la memoria histórica nacional. Por esta razón deberá ser muy equilibrado, pero también la realidad del país siempre tuvo una segunda forma de ver las cosas, una sociedad desigual históricamente, llena de privilegios, y con poco respeto a las diferencias culturales y de ideas.

En el contexto histórico más amplio los jesuitas fundaron numerosos centros educativos en toda la región latinoamericana. La educación era su sello característico, desde la época colonial estuvieron presentes, sus colegios eran reconocidos, sin embargo, para aquella época predominaban asignaturas derivadas de una educación escolástica. En Guatemala existen tres etapas históricas, de 1609 a 1767, 1843 a 1871 y 1938 hasta la actualidad.

El pedagogo Carlos Gonzáles Orellana brinda algunos datos. Fueron expulsados del país en dos ocasiones. La labor educativa debe analizarse siempre ubicando los contextos de la época. La primera etapa de la estadía jesuita en el país estuvo marcada por una Europa en pleno renacimiento, en proceso de ingresar a la Ilustración. Las ideas están marcadas por los clásicos griegos y latinos. Los estudios aún contienen un alto grado de escolástica.

El interés era clasista, los indígenas eran los menos favorecidos, los religiosos estaban interesados principalmente en un adoctrinamiento religioso. Las clases pudientes, en este caso los criollos, eran quienes más acceso tendrían a los estudios superiores. La colonia precisamente se va a caracterizar por la dotación al indígena únicamente de los elementos culturales que pudieran permitir su dominación y evangelización.

Los penínsulares y criollos eran quienes en verdad accedían a los colegios mayores, que no eran necesariamente jesuitas, puesto que también existieron franciscanos y dominicos. Entonces se trata de una sociedad clasista, en donde se forman los intelectuales nacionales, la carga de escolástica produce discusiones que muchas veces se alejan de la realidad, se privilegian los estudios teológicos y de gramática.

El primer ejemplo fue el colegio de San Lucas fundado en 1606, las cátedras impartidas eran: Gramática, Retórica, Filosofía y Teología. Como puede observar predominan los estudios escolásticos no existe terreno científico en donde se interprete la realidad vivida. Este resabio produjo intelectuales quizás eruditos pero con poco impacto en la toma de decisiones sobre las problemáticas comunes, eran una élite aparte.

Hay que recordar que los jesuitas surgieron en 1534 como una estrategia de respuesta a la reforma protestante. Buscaba reconquistar la fe de la gente utilizando la educación para ello, esto les ganó un prestigio especial en Europa, y lograron extenderse a otras regiones del mundo, incluidas las colonias españolas. Y es que la educación continúa siendo un recurso ideológico por excelencia sea para el Estado, el clero o las empresas privadas.

Entonces los colegios mayores en aquel tiempo extendían los siguientes títulos: bachiller, licenciado, maestro y doctor. Claro está que no es comparable al grado académico actual de cada uno de estos. En esta época aún la educación superior estaba abriéndose paso al terreno de la investigación científica, y es por ello que los intelectuales aún asentaban mucha de su formación en retomar los textos clásicos.

Además del colegio de San Lucas existió en Guatemala el colegio de San Francisco de Borja. Este fue fundado en 1690 también para impartir educación media y superior. Los jesuitas de la época tenían mucho poder económico en el país, por esta razón terminaron convirtiéndose en una amenaza para la Corona. Su expulsión en 1767 respondió principalmente a motivaciones políticas.

La lucha entre liberales y conservadores al darse la independencia sería motivo de inestabilidad para la región latinoamericana. En Guatemala se mantuvo una pugna muy fuerte, hasta que la derrota de Mariano Gálvez asentó a los conservadores por cerca de treinta años. Rafael Carrera toma el poder y realiza una alianza estratégica con el clero, Concordato, la educación recupera un espíritu religioso, y vuelven los jesuitas en 1851.

La educación deja de ser laica para recuperar su inspiración religiosa. Los jesuitas cultivaron de cierta forma la ciencia, sin embargo, el carácter religioso y dependencia de la fe significaba cierto estancamiento en torno a discusiones filosóficas y científicas. Aún existe en Europa una fuerte disputa entre la Iglesia y los intelectuales del renacimiento. Por esta razón algunos teóricos acusan a los conservadores de "retomar el fanatismo religioso".

En aquella época los intelectuales no discutían tanto sobre las verdaderas problemáticas sociales. Precisamente son los eruditos eclesiásticos quienes priorizaron los conocimientos en latín, en discusiones teológicas alejadas de la realidad y un fervor clasista. Es así como los jesuitas legitimaban una formación elitista, de carácter colonizador. La discusión sobre laicidad de la educación siempre han sido criticados por la Iglesia y en esta época desaparece.

Los liberales apoyaban los proyectos de educación pública laica, pero esto siempre ha causado rivalidad con el clero. En el período conservador las cosas eran parecidas. Y es que en cierta forma las discusiones abiertas y que privilegien la independencia de pensamiento nunca han sido de conformidad con el clero, no importando la orden. Es además tendiente a favorecer un interés político particular de los altos jerarcas.

Los jesuitas serán nuevamente expulsados al producirse la reforma liberal en 1871. Los cambios que requerían los cafetaleros implicaban una decidida intervención en la educación pública, y para ello los religiosos en general eran considerados un obstáculo. Los principios liberales también fueron clasistas, privilegiaron al ladino mientras mantuvieron la marginación del indígena, las fincas cafetaleras se transformaron en unidades productivas.

La nueva educación debía ser laica, justificar los ideales de modernidad y progreso, en donde se priorizan los elementos del positivismo científico, lo cual criticaba duramente los elementos de la escolástica que habían dominado la intelectualidad conservadora. Sin embargo los jesuitas regresarán en 1938 para asentarse de manera definitiva con el apoyo de Rossell de Arellano.

El asentamiento definitivo de los jesuitas los lleve a una consolidación. La fundación de la Universidad Rafael Landívar y colegios como el Liceo Javier y Colegio Loyola, todo en la segunda mitad del siglo XX. La universidad pública obtendrá su autonomía y se transformará en un centro de formación de intelectuales de izquierda. Los jesuitas de alguna manera también entrarán en la dinámica de lucha armada.

Sin embargo el fin de los conflictos nos deja un nuevo contexto orientado por los dictámenes del mercado. Al desaparecer el bloque soviético también terminaron las iniciativas revolucionarias, sin embargo, los jesuitas tendrían un papel importante en la recuperación de la memoria histórica del país, sobre la guerra interna. Aunque no fue la única orden sí fue una de las más determinantes para que se dieran a conocer estos hechos.

Los jesuitas no influyeron únicamente en Guatemala, ocuparon desde el inicio de la colonia los demás países colonizados por España. Las revoluciones liberales significaron su persecución y expulsión de los países latinoamericanos. Y es que los liberales intentaron construir un Estado inspirados en las ideas de la Ilustración, pero con fuertes resabios coloniales, poca tecnología y mucha exclusión social.

Algo que viene a ser en toda la región es la persecución en contra de los religiosos. Sin embargo esto atrajo consecuencias en los modelos educativos, tanto positivas como negativas. Los jesuitas estuvieron hasta cierto punto divididos entre los modelos educativos empleados, algunos fueron férreos retrógradas empecinados en la erudición en terrenos poco científicos y demasiado escolásticos, mientras hubo quienes impulsaron la ciencia.

Tenemos entonces un constante contraste que prefiero analizar por etapas: la influencia renacentista del siglo XVI que enmarca la fuerza de la escolástica en las colonias, pero es en donde Guatemala funda su primera universidad, posteriormente llega el siglo XVIII con una fuerte influencia del pensamiento ilustrado que redobla esfuerzos para acrecentar la necesidad científica, y el siglo XX en donde se asientan definitivamente en el país.

Los jesuitas al igual que las demás órdenes religiosas arriban con el interés de incrementar la evangelización. La diferencia quizás es su particular prestigio en materia educativa e intelectual. Los españoles del siglo XVI aún debaten entre lo renacentista y lo escolástico, los cursos impartidos tienen una alta carga de escolasticismo, aunque se inicia la revisión nuevamente de los textos clásicos.

Existe preocupación de los jesuitas por desarrollar una capacidad de análisis, aunque aún un tanto distante de la realidad. Los estudiantes debían aprender a pensar lógicamente, a estructurar sus ideas y expresarlas en forma coherente. La ciencia aún se mantiene un tanto precaria, puesto que las cátedras siguen girando en torno a ciertos elementos estáticos, largas discusiones sobre teología, y la erudición que significaba el dominio del latín.

Durante los años siguientes se mantendrá la constante expansión jesuita en la región. Incrementan la fundación de colegios, los intelectuales jesuitas tienen un alto prestigio en la sociedad, son reconocidos eruditos en materia teológica, filosófica e incluso en algunas aportaciones científicas con la lectura de Aristóteles, Bacon y otros filósofos europeos.

El siglo XVIII va a ser el más determinante en cuanto a reformas se refiere. Los estudios filosóficos se ven influidos por los aportes de la Ilustración. Pero en este caso no todos los jesuitas serán fieles aliados. Existen divisiones entre ellos mismos, unos mas tradicionales orientados a un enfoque escolástico y tradicional, mientras otros comienzan a ser más atrevidos e inquietos, Enrique Villalba en "Consecuencias educativas de la expulsión de los jesuitas en América" proporciona ciertos elementos para comprender esta dinámica.

Se pueden clasificar entonces en una corriente tradicionalista excesivamente formal, y otra que busca la renovación, que quiere introducir el método experimental. Un ejemplo en México fue José Rafael Campoy, quien buscaba retomar directamente los escritos de Aristóteles dejando a un lado la guía comentada por Tomás de Aquino. Esa curiosidad y cierta rebeldía intelectual eran signo de un redescubrimiento de las ideas científicas.

Otro mexicano fue Javier Clavijero, a pesar de que sus compañeros jesuitas lo criticaron leyó a Descartes, Newton, Leibniz y Franklin. Para ellos la escolástica debía superarse dedicando más empeño por la discusión científica. En el caso guatemalteco también se hicieron sentir esos cambios, inspirados en las reformas borbónicas en España que estancada en un atraso buscaba desesperadamente recuperar los espacios perdidos.

La Universidad de San Carlos de Guatemala experimentó importantes reformas, liderados por el religioso Antonio de Liendo y Goicochea. Las principales cátedras instauradas son: Anatomía, Historia, Derecho civil romano, se realizan exámenes de geometría y además se introduce el método experimental. Estos cambios producen importantes transformaciones en la nueva forma de ver el mundo, ahora lograban superarse los estancamientos anteriores.

La expulsión de los jesuitas de 1871 de Guatemala no fue la única en la región, fueron numerosos los países latinoamericanos que decidieron echarlos de su territorio. Las luchas liberales fueron criticadas por la orden, y finalmente fueron desterrados. Esto no les dejó otro remedio que buscar nuevos territorios donde asentar sus instituciones educativas y su proceso de evangelización.

En general los jesuitas criticaban el ideal liberal que busca separar Iglesia -  Estado. Este señalamiento es expresado en general por toda la institución católica. La nueva educación debía ser laica como al principio intentó serlo con Mariano Gálvez. De cierta forma la expulsión afectó también, porque a pesar de todo, los jesuitas eran intelectuales de alto nivel, y tenían un aporte que dar, pero desde la visión gubernamental podían estorbar.

Además los jesuitas buscaron obtener privilegios de los gobiernos. Esto causaba molestia incluso a las otras órdenes. Su expulsión permitió al Estado retomar el control de la educación, reforzar la laicidad y buscar una ansiada modernidad asentada en principios ilustrados. El positivismo científico era una de las corrientes filosóficas de moda, y el instrumento intelectual que buscó derribar la escolástica conservadora.

Las condiciones para su retorno en 1938 ejemplifican un Estado liberal muy distinto. Ya no existe tanta persecución pues los cafetaleros lograron consolidar el poder, además los protestantes ya hacían cierto contrapeso a la Iglesia Católica, además está instituida la educación pública laica. Los jesuitas lograrían años después contar nuevamente con instituciones educativas, esta vez ya no se verían amenazados pera las condiciones son muy distintas.

En la actualidad la sociedad evoluciona rápidamente a la era digital, la dependencia de las TIC's aumenta y el tradicionalismo conocido va quedándose atrás ante las nuevas demandas del mercado. En este panorama pareciera que los jesuitas nuevamente se debaten entre tradicionalismo y necesidad de renovarse. Ahora el predominio del mercado asienta la competencia entre instituciones educativas, que en el país mayoritariamente son privadas.

El tradicionalismo aqueja nuevamente a las instituciones religiosas, incluso a las jesuitas que mantienen fama. Pero no es responsabilidad únicamente de las instituciones, también juegan un papel los profesores quienes a veces son reacios al cambio. Tanto el Liceo Javier como el Colegio Loyola demandan profesionales egresados de universidades nacionales, principalmente la USAC.

En algunos casos prevaleció la resistencia al cambio, el Colegio Loyola fundado en 1958, por ejemplo, resulta un modelo de capacidad administrativa y un nivel académico aceptable en todas las áreas del conocimiento. Pero se quedaba muy por debajo de la demanda tecnológica, la implementación de computadoras a penas comienza tímidamente en 1999, cuando otros centros laicos ya estaban mucho más avanzados.

El Liceo Javier a pesar de tener alto nivel académico dentro del país también le aqueja un fuerte tradicionalismo. La educación del futuro requiere de creatividad, habilidad numérica, verbal, la discusión debe prevalecer sobre la imposición de credos o ideas particulares, y en lugar de censura debe existir crítica y análisis. El uso de nuevas tecnologías es imprescindible, los modelos educativos vanguardistas lo han demostrado.

En la nueva dinámica las universidades y colegios religiosos no son necesariamente los mejores. Los jesuitas a pesar de mantener un puesto privilegiado no son los líderes de la educación en el mundo. En EEUU y Europa existen centros educativos jesuitas prestigiosos, pero también existen numerosos centros laicos, protestantes, públicos o de otras denominaciones religiosas u órdenes católicas.

El despegue de Asia particularmente de China nos demuestra que no se trata de juzgar una institución por la religión que profesa, sino por la capacidad de producir conocimiento. Este nuevo paradigma educativo no existía en la época del apogeo jesuita, los centros educativos actuales son prestigiosos en la medida que producen profesionales creativos, analíticos y capaces de resolver problemas, de brindar soluciones.

Quedó atrás la época en que era más importante el cúmulo de información, la erudición en dogmas y discusiones metafísicas ha sido sustituida por una época de cambios acelerados. Los jesuitas tienen el gran reto de adaptarse a los nuevos cambios, una sociedad en la que ellos no son dominantes y enfrentan una fuerte competencia internacionalmente. El objetivo parece ser limitarse a mantener centros competitivos a la par de múltiples opciones. Y es que la libertad individual también manda como derecho la existencia de centros de alto nivel sin importar la religión, credo político o filosófico, esto debe preservarse.




































4 comentarios:

  1. Los Jesuitas han actuado a lo largo de la historia como la policía secreta del Vaticano. Influyendo en las altas esferas del gobierno, la cultura y la educación. Muchas de las decisiones que se toman en los altos mandos de los gobiernos del mundo de alguna manera son motivadas por los jesuitas que han actuado como un poder paralelo.

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    1. Gracias por el comentario, escribí este artículo hace algunos años porque fui educado en un centro jesuita durante mi niñez y adolescencia. Mi formación de historiador me obliga a adoptar una postura más crítica, por esta razón decidí hacer un análisis desde una perspectiva histórica. Es interesantísimo, puesto que hablar de la Iglesia con ojos de historiador hace pensar a los católicos que eres un criticón, un ateo que debe ser quemado en la hoguera, y yo no soy nada de esto, creéme cuando hago una análisis sobre la Iglesia tengo bastantes argumentos para rebatir posturas católicas fundamentalistas, las cuales detesto. Es cierto que no soy católico, pero conozco más de la Iglesia de lo que muchos católicos radicales piensan, en fin mi intención no es atacar a la institución, simplemente me apasiona analizarla como institución política y no como una institución religiosa como muchos la ven solamente.

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  2. Mil gracias por esta síntesis de protagonismo histórico que ha tenido esta Santa Compañía. Me ha gustado mucho, pues son grandes las obras y la influencia de esta presencia jesuítica, no solo en Guatemala sino en el mundo entero. Gracias.... Lo aprovecho para mis estudios personales.

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  3. gracias por la información realmente me ayudo, pero quisiera saber aun mas sobre como infuyeron tambien en quetzaltenango

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