jueves, 17 de marzo de 2011

Las universidades latinoamericanas

Últimamente se ha puesto muy de moda la comparación entre universidades. Los rankings internacionales obviamente desfavorecen a las instituciones latinoamericanas. Los datos duros son claros y no creo que sean falsos. Pero son objeto de manipulación mediática y algunos periodistas lo utilizan para sus fines, para ajustar sus creencias políticas o ideológicas.

Es un absurdo total el querer comparar instituciones educativas de un nivel tan alto como las canadienses, estadounidenses o de Europa Occidental. En esas instituciones la productividad científica es mayor, por obvias razones. Reitero que los datos son claros y no creo que sean falsos. Pero entendamos los parámetros utilizados. Si se basan en productividad científica es absurdo querer estar a la altura del primer mundo.

Esto creo no debe ser el problema. Sino que mas bien la manera en que quieren manipularnos por medio de estos resultados. Y es que periodistas como Andrés Oppenheimer siempre se interesan mucho por estas listas, los rankings que se hacen por aquí, por allá. Pero sus críticas apuntan hacia objetivos distintos y mal intencionados, por ejemplo, atacar el carácter público de las universidades, he allí el problema.

Esto ya tiene que ver con intereses propios del autor del comentario, y no con el estudio publicado en Inglaterra. Las universidades públicas de Latinoamérica, como la UNAM, la de Sao Paolo, etc ciertamente están por encima del resto de estatales y privadas latinoamericanas. El atribuir el escaso pago a su calidad me parece una visión mediocre de la realidad y además mal intencionada.

Estudiar en la universidad en esta región es un privilegio, esto es cierto. Es cierto que se favorecen las clases medias, pero en su mayoría estas no se encuentran en posibilidades de pagar sus estudios. Las condiciones sociales de la clase media latinoamericana son muy distintas al primer mundo. Realizar análisis poco fundamentados desde una columna, para favorecer nuestra percepción(sobre todo desde Miami) es también un privilegio pero de cuestionable valor.

Esto nos lleva a mezclar nuestra percepción político-ideológica con los resultados de una encuesta. En la región se están haciendo esfuerzos para mejorar la calidad, por lo menos en la USAC en Guatemala. Entendemos que se está muy por debajo en la región latinoamericana y mundial, pero hablar por hablar no soluciona nada. Las acciones y esfuerzos reales concretos, estos sí hay que valorarlos.

También los estudiantes latinoamericanos deben asumir la responsabilidad de prepararse. Deben buscar por sus propios medios mejorar sus conocimientos, a través de la investigación y análisis de información, cursos extras, libros, etc. La crítica no debe confundirse con análisis mal intencionado. Por lo menos en mi país, la universidad pública exige tres fases de exámenes de admisión, el ingreso no es nada fácil. Y se han implementado nuevas exigencias como aprender otro idioma, etc.

Mientras muchas universidades privadas van tras el jugoso pago de inscripción. En cuanto a la investigación, en general todas las universidades tenemos limitaciones. La universidad pública ha hecho esfuerzos notables, se han creado estudios de postgrado y algunas unidades académicas están modernizando su pénsum de estudios. Por supuesto aún existen grandes deficiencias, pero no ganamos mucho sólo quejándonos sin hacer nada.

Tampoco se permite la permanencia prolongada de estudiantes. Creo que los análisis de esta clase de periodistas distan mucho de la realidad verdadera de nuestra región. Por esto no debemos darle mucha importancia. Tenemos grandes retos, esto si es cierto. Pero se deben ver análisis objetivos, y que tengan una percepción que sí esté cercana a la verdad. Hablar por hablar desde otro país, eso lo hace cualquiera.

Entonces llamaría a los latinoamericanos ha estar conscientes de nuestros retos. Pero a atender análisis objetivos. Las soluciones reales no pasan por pseudo-privatizar las instituciones públicas, solo por copiar los modelos asiáticos o europeos. Tampoco atacando el carácter autónomo que en muchos casos ha costado derramamiento de sangre a nuestros países. Sigamos adelante y seamos optimistas, el pesimismo no sirve de nada, solo para aquellos a quienes obsesionan nuestros "malos resultados".   

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